Esta poesía contra la violencia de género la escribí el año pasado, ¡espero que os guste! :)
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HASTA AQUÍ
¿Por qué me insultas?
¿Por qué me gritas?
No te entiendo.
Eres tan grande…
Siempre miras desde arriba
Pero aún así,
Estás lleno de cobardía.
Eres tan listo…
Siempre sabes qué hay que hacer,
Cómo actuar,
Lo que yo hago mal…
Tienes tanta fuerza…
Mucha más fuerza que yo.
Y además sólo la utilizas
En la precisa ocasión.
Es cierto, tan cierto…
Todo lo que me haces,
me lo merezco.
Porque tú sólo me ayudas,
a diferenciar el bien del mal…
Sólo me dices
A quién, y cómo debo amar…
Sólo me dices
cómo debo vivir…
Espera un momento,
¿qué estoy diciendo?
Espera un momento,
¿qué estoy pensando?
¿Qué está pasando?
¿Todo este tiempo
sufriendo por sumisión
un ser humano como yo?
¿Acaso no soy persona?
¿Acaso no tengo derechos?
¿Por qué me dejo pegar?
¿Y chillar?
¿E insultar?
¿Quién se cree ese hombre
que dice que me quiere
para tratarme así?
¿Quién es nadie
para mandar sobre mí?
El vídeo de la canción empieza a los 18 segundos :)
domingo, 19 de diciembre de 2010
lunes, 29 de noviembre de 2010
"No puedo"
Estaba sonriente. No feliz, sonriente. Por fin lo había superado, ya no le importaba. Ahora mismo estaba caminando a un lugar que había elegido ella, porque ella quería. Eso sí... aún le preocupaba.
Sonó un pitido.
Se llevó la mano al bolsillo y sacó el móvil. Observó la pantalla un momento e hizo gesto de ir a contestar. Pero no lo hizo. Lo bloqueó y volvió a guardarlo. “Sonríe”, pensó. Eso ayuda a alegrarse.
Sonó un pitido.
Instintivamente fue otra vez a sacar el móvil, pero se paró justo a tiempo. Cerró los ojos, inspiró hondo, y alejó su mano del bolsillo. Continuó caminando. “Sonríe”, pensó.
Sonó un pitido.
El pulso se le aceleraba. Puede que todos los mensajes no fueran de la misma persona. Pero sí, lo eran. No tenía que engañarse. Era fuerte, podía superar aquello. “Sonríe”, pensó.
Sonó un pitido.
“¿Por qué no apagas el móvil?”, “No puedo”. Simplemente, no podía. No debía. Acercó la mano al bolsillo, la volvió a alejar de él. “No llores”, pensó.
Esta vez los pitidos parecían haberse acabado. Se mordió el labio inferior, respiró hondo y siguió caminando. Pensó en aprovechar aquel momento de aparente descanso para apagar el móvil. Pero, ¿y si averiguaba que ella lo había apagado? No sabía que hacer. Pensaba a mil por hora, pero ni un solo pensamiento era claro.
Sonó un pitido.
Las lágrimas inundaron sus ojos. “No llores”, pensó.
“No llores”.
“Sonríe”.
Respiró profundamente, intentó tranquilizarse.
Sonó un pitido.
Tenía que sacar el móvil, hacerle frente a lo que estaba ocurriendo. Se llevó la mano al bolsillo, y esta vez sí sacó el móvil. Miró la pantalla.
Había muchos mensajes, todos de la misma persona. No sabía si debía hacerlo, pero leyó uno de ellos. “¿Dónde estás?”
“Comprándome la camiseta que me dijiste.”
Se mordió el labio inferior y pulsó la tecla de enviar. Se estaba poniendo muy nerviosa. Enviado. ¿Se daría cuenta de que ella le estaba mintiendo? No importaba. Pensaba que era fuerte, pero no lo era. Había acabado cayendo en el mismo error de siempre.
Sonó un pitido.
“Sé que no es cierto, amor.”
El pulso se le aceleró al máximo. El miedo le invadió el cuerpo, paralizándola. Ni siquiera pensó en seguir caminando, ni siquiera pensó en sonreír, ni siquiera pensó en no llorar.
Entonces no sonó un pitido. Sonó la canción que le avisaba de una llamada. Las lágrimas ya caían por sus mejillas. Sus dedos temblorosos no sabían si responder o no. La llamada era de la misma persona, por supuesto. ¿Debía responder? ¿Intentar ocultar su mentira?
Inspiró hondo. Pulsó el botón verde.
-Amor, te he estado enviando mensajes, ¿no los has leído?
-No... el móvil debía estar estropeado. Si no, sabes que te hubiera contestado- ¿qué estaba haciendo? Ya lo había superado. No caigas otra vez. No. Le había costado mucho mentalizarse de que podía hacerlo. Ella era superior a todo aquello.
-No me mientas, amor, sabes que no se te da bien. Sé que no has ido a comprar la camiseta que yo dije-empezó a mirar a los lados, asustada. No sabía qué hacer. ¿Y si él estaba allí? Y si la veía llorar? ¿Y si la había visto mientras ignoraba todos sus mensajes? Quizás no fuera tan fuerte-. ¿Estás llorando, amor?
Se asustó. No quería que supiera que lloraba.
-No...no-intentó decir con voz firme, pero estaba temblando.
-Ay, amor, nunca has sido buena para disimular, ¿eh? Deberías aprender un poco. ¿Por qué no has ido a comprar la camiseta? ¿Dónde estás ahora, que no me contestas los mensajes? ¿Es que estás con alguien más?
Bien. Él no estaba allí, si no no le hubiera preguntado por la compañía. Pero ella no quería decirle dónde estaba. Era la primera decisión que había tomado sin su permiso en mucho tiempo, y no quería arruinarla.
-¿Por qué no contestas?
“Porque es mi decisión, porque es mi decisión, porque es mi decisión...”
-Amor, contéstame. Ya. Sabes que no puedes ocultarme nada. Ni debes. Si no, tendré que enfadarme en serio...
No, no, no... Pero ella era fuerte. Era más fuerte que él, que sus amenazas. No volvería a caer. Esta vez, no.
-... y no quieres verme enfadado de verdad.
Ella era más fuerte. Esta vez, no.
-No-contestó, con la voz temblorosa, pero decidida-. No quiero verte enfadado de verdad. No... no quiero verte de ninguna manera. Ya no. Esta vez, no.
Y, tras unos segundos en los que no podía moverse, empezó a apartar el móvil de su oído y, mientras escuchaba cómo él se recuperaba de la sorpresa y comenzaba a contestarle, colgó. Y apagó el móvil. Lo abrió, sacó la tarjeta, la tiró lejos. Lo más lejos que pudo.
Y entonces, se puso en marcha de nuevo. Comenzó a caminar hacia su propia decisión, sin permiso de nadie, nadie que mandara sobre ella. Que lo intentaran si se atrevían.
Porque no volvería a caer.
Estaba sonriente. Feliz, sonriente. Había decidido ir a comprar un vestido a cuadros.
Sonó un pitido.
Se llevó la mano al bolsillo y sacó el móvil. Observó la pantalla un momento e hizo gesto de ir a contestar. Pero no lo hizo. Lo bloqueó y volvió a guardarlo. “Sonríe”, pensó. Eso ayuda a alegrarse.
Sonó un pitido.
Instintivamente fue otra vez a sacar el móvil, pero se paró justo a tiempo. Cerró los ojos, inspiró hondo, y alejó su mano del bolsillo. Continuó caminando. “Sonríe”, pensó.
Sonó un pitido.
El pulso se le aceleraba. Puede que todos los mensajes no fueran de la misma persona. Pero sí, lo eran. No tenía que engañarse. Era fuerte, podía superar aquello. “Sonríe”, pensó.
Sonó un pitido.
“¿Por qué no apagas el móvil?”, “No puedo”. Simplemente, no podía. No debía. Acercó la mano al bolsillo, la volvió a alejar de él. “No llores”, pensó.
Esta vez los pitidos parecían haberse acabado. Se mordió el labio inferior, respiró hondo y siguió caminando. Pensó en aprovechar aquel momento de aparente descanso para apagar el móvil. Pero, ¿y si averiguaba que ella lo había apagado? No sabía que hacer. Pensaba a mil por hora, pero ni un solo pensamiento era claro.
Sonó un pitido.
Las lágrimas inundaron sus ojos. “No llores”, pensó.
“No llores”.
“Sonríe”.
Respiró profundamente, intentó tranquilizarse.
Sonó un pitido.
Tenía que sacar el móvil, hacerle frente a lo que estaba ocurriendo. Se llevó la mano al bolsillo, y esta vez sí sacó el móvil. Miró la pantalla.
Había muchos mensajes, todos de la misma persona. No sabía si debía hacerlo, pero leyó uno de ellos. “¿Dónde estás?”
“Comprándome la camiseta que me dijiste.”
Se mordió el labio inferior y pulsó la tecla de enviar. Se estaba poniendo muy nerviosa. Enviado. ¿Se daría cuenta de que ella le estaba mintiendo? No importaba. Pensaba que era fuerte, pero no lo era. Había acabado cayendo en el mismo error de siempre.
Sonó un pitido.
“Sé que no es cierto, amor.”
El pulso se le aceleró al máximo. El miedo le invadió el cuerpo, paralizándola. Ni siquiera pensó en seguir caminando, ni siquiera pensó en sonreír, ni siquiera pensó en no llorar.
Entonces no sonó un pitido. Sonó la canción que le avisaba de una llamada. Las lágrimas ya caían por sus mejillas. Sus dedos temblorosos no sabían si responder o no. La llamada era de la misma persona, por supuesto. ¿Debía responder? ¿Intentar ocultar su mentira?
Inspiró hondo. Pulsó el botón verde.
-Amor, te he estado enviando mensajes, ¿no los has leído?
-No... el móvil debía estar estropeado. Si no, sabes que te hubiera contestado- ¿qué estaba haciendo? Ya lo había superado. No caigas otra vez. No. Le había costado mucho mentalizarse de que podía hacerlo. Ella era superior a todo aquello.
-No me mientas, amor, sabes que no se te da bien. Sé que no has ido a comprar la camiseta que yo dije-empezó a mirar a los lados, asustada. No sabía qué hacer. ¿Y si él estaba allí? Y si la veía llorar? ¿Y si la había visto mientras ignoraba todos sus mensajes? Quizás no fuera tan fuerte-. ¿Estás llorando, amor?
Se asustó. No quería que supiera que lloraba.
-No...no-intentó decir con voz firme, pero estaba temblando.
-Ay, amor, nunca has sido buena para disimular, ¿eh? Deberías aprender un poco. ¿Por qué no has ido a comprar la camiseta? ¿Dónde estás ahora, que no me contestas los mensajes? ¿Es que estás con alguien más?
Bien. Él no estaba allí, si no no le hubiera preguntado por la compañía. Pero ella no quería decirle dónde estaba. Era la primera decisión que había tomado sin su permiso en mucho tiempo, y no quería arruinarla.
-¿Por qué no contestas?
“Porque es mi decisión, porque es mi decisión, porque es mi decisión...”
-Amor, contéstame. Ya. Sabes que no puedes ocultarme nada. Ni debes. Si no, tendré que enfadarme en serio...
No, no, no... Pero ella era fuerte. Era más fuerte que él, que sus amenazas. No volvería a caer. Esta vez, no.
-... y no quieres verme enfadado de verdad.
Ella era más fuerte. Esta vez, no.
-No-contestó, con la voz temblorosa, pero decidida-. No quiero verte enfadado de verdad. No... no quiero verte de ninguna manera. Ya no. Esta vez, no.
Y, tras unos segundos en los que no podía moverse, empezó a apartar el móvil de su oído y, mientras escuchaba cómo él se recuperaba de la sorpresa y comenzaba a contestarle, colgó. Y apagó el móvil. Lo abrió, sacó la tarjeta, la tiró lejos. Lo más lejos que pudo.
Y entonces, se puso en marcha de nuevo. Comenzó a caminar hacia su propia decisión, sin permiso de nadie, nadie que mandara sobre ella. Que lo intentaran si se atrevían.
Porque no volvería a caer.
Estaba sonriente. Feliz, sonriente. Había decidido ir a comprar un vestido a cuadros.
sábado, 20 de noviembre de 2010
Primer videocliip!
Este es el primer videoclip que he hecho, lo tuve que hacer rápido y corriendo pero creo que quedó muy bien! :D
El grupo se llama Celeste :)
El grupo se llama Celeste :)
lunes, 25 de octubre de 2010
Sum41-Over my head
Tras unos cuantos siglos sin publicar ninguna entrada :D por fin este blog vuelve a la vida!
Y es que voy a cambiar algo el sentido del blog; la mayoría de las entradas van a ser de canciones o vídeos musicales que me gustan mucho, con algún comentario :).
Esta cancion de Sum41 la descubrí hace poco, y hace menos aún la vi subtitulada en español, y fue cuando entendí de verdad su sentido.
Habla sobre la hipocresía, sobre cómo puedes cambiar sin darte cuenta, y algo que ''has dicho'', o hecho, ha sido malinterpretado, y te das cuenta de hasta dónde has llegado a cambiar por culpa de esa hiporesía. Y entonces, es difícil volver a ser quien eras, es difícil ''devolver las piezas a su sitio''.
Espero que os guste tanto como a mí :D.
El audio del vídeo no es de la mejor calidad, pero creo que son muy importantes los subtítulos para entender su significado :).
domingo, 29 de marzo de 2009
I Don't Care- Fall Out Boy
Esta canción me encanta, al igual que la letra. El estribillo dice:
''I don't care what you think as long it is about me.''
''No me importa lo que pienses mientras sea algo sobre mí.''
domingo, 15 de marzo de 2009
¡¡Nueva canción de Green Day!!
Bueno... Ya hace tiempo que salió, pero es ahora cuando publico en el blog la nueva cancion de Green Day, ya que aún no puedo poner el vídeo que promociona el nuevo álbum. Sólo puedo decir que me encanta, ¡¡¡y que espero con ganas que salga el primer videoclip!!
La canción se llama 21st Century Breakdown, y algunas frases son: My generation is zero, I never made it as working class hero/21st century Breakdown/---/21st century dead line...
Oh dream, American dream, I can't even see the rainstorm goes dark.../Oh bleed, America bleed, believe what you read, from heroes and cons...
De todas maneras, lo que quiero conseguir es traducirla...¡espero que dentro de poco pueda colgar el vídeo en este blog con subtítulos en español!
¡Espero que os guste mucho la canción!
miércoles, 4 de marzo de 2009
Microrrelato ''Días perfectos''
Con esta corta historia sobre fallas estreno el apartado de blogs de ''microrrelatos''. Vosotros podéis enviarme los que queráis para que los publique. No tienen mínimo ni máximo, pero siempre teniendo en cuenta que es un microrrelato y no puede durar mucho.
Bueno... ¡Espero que os guste!
DÍAS PERFECTOS
Unas lágrimas mezcladas con un espeso humo impedían a la fallera mayor de aquel año ver las llamas con claridad. Pero las lágrimas eran de alegría. Había sido tan afortunada de ser la fallera mayor… todo había sido perfecto para ella aquellas vacaciones de fallas. Y, con ese pensamiento de que todo había sido ideal, vio cómo se extinguían las últimas llamas de su falla. Parpadeó varias veces para poder ver mejor, y descubrió que en el lugar donde habían estado esas figuras creadas para arder sólo quedaba ya un montón de polvo y algún que otro trozo de madera aún con llamas.
Sonrió y se reunió con sus compañeros de falla.
Bueno... ¡Espero que os guste!
DÍAS PERFECTOS
Unas lágrimas mezcladas con un espeso humo impedían a la fallera mayor de aquel año ver las llamas con claridad. Pero las lágrimas eran de alegría. Había sido tan afortunada de ser la fallera mayor… todo había sido perfecto para ella aquellas vacaciones de fallas. Y, con ese pensamiento de que todo había sido ideal, vio cómo se extinguían las últimas llamas de su falla. Parpadeó varias veces para poder ver mejor, y descubrió que en el lugar donde habían estado esas figuras creadas para arder sólo quedaba ya un montón de polvo y algún que otro trozo de madera aún con llamas.
Sonrió y se reunió con sus compañeros de falla.
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